sábado, 4 de octubre de 2008

Entrega















Padre me entrego en tus manos, tu conoces mi debilidad. Ayúdame a fortalecerme en tu amor, porque cuando se pierde la sed del mismo, la desconfianza se apodera y se posa en el lugar descubierto; llega la amargura y destroza tal dicha; reina la pesadumbre, me agobia y me hace estremecer al seguir a mi amado...

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